
Es fácil que alguien que no habla mucho en las reuniones sea encasillado en el trabajo como alguien que no tiene ambición o pasión. Las conferencias telefónicas pueden pasarse volando y él aún está pensando en qué va a decir.
Thomas G. Lynch, un autoproclamado introvertido, se sacudió su vieja imagen de tímido frente a sus jefes y asumió nuevos puestos de liderazgo en su trabajo, sin traicionar su personalidad. Así fue como lo hizo:
El...