lunes, 2 de abril de 2012

Diez cosas que los emprendedores no le dirán


Por SARAH MORGAN

Extraído del wall Street Journal.

Las pequeñas y medianas empresas son el motor de la economía estadounidense y a menudo escuchamos historias ejemplares de sacrificio y trabajo que han romantizado la idea del emprendedor que toma una idea y la transforma en un negocio. Pero los pequeños negocios también tienen su lado malo. A continuación, 10 cosas que los emprendedores no suelen contar:

1."Nuestras empresas probablemente fracasen".

Los estadounidenses están creando más empresas ahora que en los últimos 15 años. Pero la mitad de esas compañías nuevas quiebran dentro de los cinco años siguientes, según la Administración de Pequeños Negocios de EE.UU. (SBA, por sus siglas en inglés). De las que superan ese momento, sólo un tercio llega a cumplir 10 años. En 2009, por ejemplo, se crearon 552.600 firmas nuevas, mientras 721.737 pequeñas empresas cerraron o quebraron, estima la SBA, según los datos más recientes que están disponibles.

Esas estadísticas son malas noticias para emprendedores y sus empleados por motivos obvios. Pero los inversionistas que respaldan empresas nuevas que fracasan también arriesgan su pellejo. De hecho, 40% de los resultados finales, para personas que invirtieron en empresas nuevas en 2009, fueron bancarrotas, más que compras exitosas o ofertas públicas iniciales, según un informe del Centro de Investigación de Riesgo de la Escuela de Negocios y Economía Whittemore de la Universidad de New Hampshire. En 2007 fue de 27%.

2. "Algunos de nuestros mayores seguidores se escondieron".

Históricamente, los individuos con mucho capital conocidos como inversionistas ángeles han estado entre los primeros en respaldar financieramente a compañías nuevas. Pero mientras empresas muy nuevas han acudido a inversionistas ángeles y de capital de riesgo para obtener financiación en sus primeras etapas, ese tipo de ayuda ha estado desapareciendo. En 2007, 75% de los acuerdos de este tipo se produjeron en la etapa inicial, y 45% de las empresas respaldadas por ángeles no registraron ingresos, según investigadores de la Universidad Willamette. Pero en la primera mitad de 2011, sólo 39% de las empresas respaldadas por ángeles estaban en la etapa inicial, según el informe más reciente del Centro de Investigación de Riesgo. En los últimos años, ha sido más fácil recaudar dinero para firmas que están un poco más desarrolladas, "porque esas han sobrevivido", afirma David Brophy, director del Centro para Capital de Riesgo y Finanzas de Capital Privado de la Escuela de Negocios Ross de la Universidad de Michigan.

Expertos en pequeñas empresas afirman que esta tendencia es sólo una señal más de lo mucho que la recesión afectó a los emprendedores. No sólo afectó las ventas, y forzó la quiebra de muchas empresas, sino que también limitó seriamente la capacidad de recaudar efectivo.

3. "Queremos que los pequeños inversionistas arriesguen su dinero en nosotros de todos modos".

Invertir en empresas de capital privado, incluidas muchas empresas nuevas, actualmente está restringido a los llamados inversionistas acreditados. Estos individuos deben tener un capital de al menos US$1 millón o ingresos de por lo menos US$200.000 al año durante los dos últimos años. Un proyecto de ley aprobado recientemente en la Cámara de Representantes de EE.UU. flexibilizaría esas restricciones. (Dos proyectos similares también son considerados en el Senado). Llamados "financiación en grupo", los proyectos tienen enfoques levemente distintos, pero en general permitirían que los emprendedores recauden dinero en línea entre pequeños inversionistas. Habría un límite a cuánto dinero podría arriesgar un individuo y un límite a cuánto se puede recaudar en total de esta forma para una empresa. ¿El peligro? "Estamos tomándolos valores más riesgosos y especulativos, y ofreciéndoselos a los inversionistas que son menos capaces de soportar ese tipo de riesgo de inversión", afirma Heath Abshure, el Comisionado de Valores de Arkansas y vicepresidente de la Asociación de Administradores de Valores de Norte América.

4. "No cuente con que salgamos a bolsa".

Imagine tomar champagne y mirar cómo sube el precio de la acción. El sueño de estar en la bolsa el día de una oferta inicial pública exitosa es poderoso. Lamentablemente, también es el desenlace menos probable. En 2009, sólo 6% de los inversionistas ángeles que salieron de una inversión lo hicieron a través de una salida a bolsa, comparado con 54% que salieron a través de una fusión o adquisición. Y la cantidad de salidas a bolsa ha ido en descenso: hubo 4.467 ente 1990 y 2000, más de cuatro veces que las 1.096 compañías que debutaron entre 2011 y 2011, según datos compilados por Jay Ritter, profesor de finanzas de la Universidad de Florida que estudia ofertas iniciales públicas.

Un motivo del descenso, según los expertos: salir a bolsa es demasiado costoso para la mayoría de las firmas pequeñas. "Los costos para una empresa pequeña pueden llegar fácilmente a medio millón de dólares", calcula Wayne Lorgus, socio de B2BCFO, una empresa que provee servicios financieros a firmas privadas.

5. "Incluso si salimos a bolsa, quizás usted no pueda vender sus acciones."

Un pequeño secreto: cuando una empresa nueva que se ha hecho famosa entre los círculos de inversionistas sale a bolsa, el banco de inversión que maneja el negocio decide quién compra acciones, afirma Lorgus. La meta es desarrollar un mercado ordenado y líquido para una acción naciente y eso puede significar vender sólo una cantidad limitada de acciones en un principio. Como consecuencia, los inversionistas, fundadores y otras personas con acceso no siempre pueden vender cuando quieren. Desarrollar un mercado para la nueva acción "a menudo lleva mucho más de lo que prevén los accionistas", sostiene Lorgus. "Si la empresa no es lo suficientemente grande o si no hay analistas que sigan la acción, podría llevar mucho tiempo", agrega.

Los inversionistas pueden intentar negociar con anterioridad el derecho de vender sus acciones en una oferta inicial pública. Es importante que quien considere una inversión en una empresa que no ha salido a bolsa consiga un abogado que no esté relacionado con la compañía para que revise los términos de la inversión, para asegurarse de que entienden cuándo y cómo pueden sacar su dinero de la empresa, señala Gerri Walsh, vicepresidente de educación de inversionistas de la Autoridad de regulación de la Industria Financiera o Finra, por sus siglas en inglés.

6. "Ni siquiera piense en trabajar con nosotros."

Durante décadas, las empresas nuevas han sido un motor del crecimiento en EE.UU. Sin duda alguna, no habría crecimiento neto del empleo en EE.UU. sin las empresas nuevas, según investigación de la Fundación Kauffman. Lamentablemente, ese motor podría estar quedándose sin combustible. Los empleos creados por pequeñas empresas alcanzaron su punto máximo en alrededor de 4,65 millones de puestos anuales entre 1997 y 2000; en 2010, empresas nuevas crearon menos de 2,5 millones de empleos.

Incluso antes de que comenzara la recesión en 2008, las compañías nuevas comenzaban con menos empleados que antes. La desaceleración sólo empeoró el panorama, según un informe de julio de 2011 de investigadores de la Fundación Ewing Marion Kauffman. Las empresas nuevas abrieron sus puertas con un promedio de 10,8 empleados en 2002, pero para 2009 comenzaban con sólo ocho empleados, en promedio, según ese informe.

Aún peor, sostiene Dane Stangler, director de investigación de la Fundación Kauffman, es que las empresas jóvenes están sumando menos empleados a medida que crecen. El reporte de la fundación para 2011 indicó que los negocios creados antes de 2001 retenían 90% de los empleos con los que comenzaron después de dos años; las nuevas firmas creadas en 2007 retuvieron menos del 80% de los empleos con los que iniciaron.

7. "Esas opciones de acciones podrían no valer nada..."

Supongamos que es lo suficientemente afortunado para conseguir un empleo en una empresa nueva. Quizás le ofrezcan opciones sobre acciones para el mercado secundario. Esas opciones le permiten comprar acciones de la empresa nueva por un precio fijo en algún momento en el futuro. Suena muy bien, pero los expertos advierten que debido a que las acciones de la compañía no cotizan en un mercado público, calcular cuánto valen puede ser engañoso. Eso es especialmente cierto cuando se considera que los inversionistas a menudo negocian acuerdos que garantizan que primero recuperan su dinero —antes que los empleados— si la empresa es comprada, afirma Lorgus.

Por ejemplo, supongamos que una empresa nueva recauda US$50 millones entre inversionistas de capital de riesgo, y luego es comprada por una compañía más grande por US$60 millones. Un empleado con opciones sobre acciones que valen 1% de las acciones pendiente podría creer que le tocará una suculenta suma de US$600.000. Pero si esos inversionistas de riesgo tienen prioridad, podrían tomar sus US$50 millones antes de que alguien más se quede con una parte. Ese empleado ahora sólo tiene 1% de los US$10 millones que quedan. Si la empresa es comprada por US$50 millones o menos, los accionistas comunes no recibirían nada, sostiene los expertos.

8. "... O podrían dejarlo con una abultada deuda impositiva."

Incluso si las opciones sobre acciones dan frutos para un empleado de una pequeña empresa, los expertos en impuestos afirman que podría deber una suma abultada en impuestos. Una opción no es el otorgamiento de una acción. En cambio, le da al empleado el derecho de comprar una cierta cantidad de acciones al precio justo del mercado en el día que se otorgó la opción. En general, las opciones de los empleados entran en efecto de a grupos a través con el tiempo, para darles a los trabajadores un incentivo para quedarse con la compañía a largo plazo, señala Cappillo.

Si las acciones valen más cuando el empleado ejercita su opción que cuando le otorgaron la opción, la empresa le acaba de dar algo de valor y esa ganancia debe ser tenida en cuenta en los cálculos impositivos anuales del trabajador.

9. "Le estoy diciendo todo."

Desde la perspectiva de un inversionista, realmente no hay mucho que vaya a decirle el presidente ejecutivo de una empresa nueva, sostiene Sohl del Centro de Investigación de Riesgo. "No hay finanzas auditadas, así que quizás no haya ninguna información financiera, puede que (el producto) sea sólo un prototipo", señala Sohl. "El emprendedor no le va a decir todo al inversionista, porque entonces conocerán las fallas", dice. Y en el caso de una empresa en una etapa de desarrollo muy temprana, la destreza del presidente ejecutivo suele importar más que lo que planea hacer, afirma Sohl.

Por supuesto, decidir si el presidente ejecutivo de una empresa nueva tiene talento es más arte que ciencia, pero una cualidad clara que debe buscarse en tener capacidad de aprender de errores previos, dice Sohl.

10. "Usted no tiene el talento necesario."

Los dueños de pequeñas empresas "reciben puñetazos en el rostro todos los días para ganarse la vida", afirma Jason L. Baptiste, presidente ejecutivo de OnSwipe, una empresa de software para edición en tabletas. Esencialmente, los emprendedores son personas que preferirían fracasar al intentar ganar un millón de dólares en lugar de aceptar un empleo común y corriente, y "eso no es nada racional", sostiene Baptiste. La clave para afrontar con éxito posibilidades tan remotas es "encontrar algo que quiera construir en el mundo", dice Baptiste. "Debe ser una misión, debe ser más que una empresa, porque se pone muy difícil", sostiene.

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